A ti hermanita mía y querida. Nuestra gran Gordita, mi hermosa MARÁNGELES CORAZÓN DE AMOR...


Todo lo que en tus pequeños y a la vez grandes 17 años nos diste y enseñaste, es poco para todo lo que me has hecho inspirar y ahora ofrecerte, a través de Ti podré ayudar a muchos que necesitan alegría en vez de tristeza, amor en vez de desamor, esperanza en vez de desesperanza, felicidad y sobre todo Espiritualidad, amor a Dios que nos llena de su Luz para un mejor mañana, y a sus hermosos, sublimes y amorosos Ángeles...

Tu nos enseñaste que el amor es el sentimiento mas grande, puro y fuerte que existe, con él podemos llegar al perdón y donde este él, significa que tendremos Amor... esa tu palabra Mágica!


Que travesía tan grande fue encontrarte porque no importa donde estés, la distancia no nos pudo separar, nos unió nuevamente el Amor... Estoy tan agradecida a Dios y a mis Ángeles, ha sido tan grande y benevolente al permitir nuestro encuentro y permitir a sus dulces Ángeles ser parte de nosotras. Ahora estamos Tu y Yo, aquí en este lugar, inspiradas en ayudar a lo que nos necesiten....., en ese plano maravilloso de Luz, amor y armonía, también hay conexión con los que estamos en la tierra, eres un Ángel enviado... ¡Te amo hermanita mía....., por siempre!!!


Ali.

sábado, 17 de noviembre de 2012

EL CAPULLO DE LA MARIPOSA

Un hombre encontró el capullo de una mariposa. Un día, apareció en él una pequeña abertura, entonces se sentó y observó durante varias horas cómo la mariposa luchaba, esforzándose para poder pasar a través de ese agujerito.

Luego, le pareció que la mariposa ya no progresaba; era como si hubiera llegado al límite de sus posibilidades y no pudiera seguir avanzando. Es por eso

 que decidió ayudarla: tomó una tijera y cortó el pedacito restante del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas. El hombre siguió observándola, esperando que en cualquier momento las alas pudieran agrandarse y expandirse para poder soportar el cuerpo que, a su debido tiempo, se contraería. Nada de eso sucedió. De hecho, la mariposa pasó el resto de su corta vida arrastrándose con el cuerpo hinchado y las alas encogidas. Nunca pudo llegar a volar.
Lo que el hombre no comprendió, en su bondad y apuro, es que el obstáculo del capullo y la lucha necesaria para que la mariposa pudiera pasar por la diminuta abertura era el modo en que Dios obligaba a que el fluido del cuerpo de la mariposa llegara a sus alas para que estuviera en condiciones de volar una vez que se liberara del capullo.
Algunas veces, las luchas y dificultades son exactamente lo que necesitamos en nuestras vidas. Si Dios permitiera que pasáramos por la vida sin enfrentar obstáculos, nos volveríamos inválidos.
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